REGALO DE UN CORAZÓN DOLOROSO PARA LA VIRGEN DEL ROSARIO

La Santísima Virgen del Rosario ha recibido como regalo un broche en forma de corazón traspasado que recuerda su advocación de los misterios dolorosos del Rosario.

Se trata de un corazón en plata sobredorada con los siete puñales que recuerdan los siete dolores de la Virgen. En la parte superior aparece una llama y sobre el corazón aparece el anagrama mariano en plata su color, superponiendo las letras A y M. 

Esta antigua pieza de plata ha sido restaurada por Joyería Parra de Alcalá de Guadaíra, que ha eliminado desperfectos, dorándola e incluyendo el anagrama.  

Esta joya ha sido donada por una familia de hermanos en agradecimiento a la Santísima Virgen y ha sido estrenada en la vestimenta de hebrea.



SIGNIFICADO. El corazón atravesado por siete puñales simbolizan los dolores de María, los siete sufrimientos que experimentó María durante la Vida de Jesús:

1. La profecía de Simeón. Recuerda la subida al templo de José y de María para presentar allí a Jesús a los cuarenta días de su nacimiento, con la profecía del anciano Simeón: “Una espada atravesará tu alma” (Lc. 2, 34-35).
2. La persecución de Herodes y la huida a Egipto.  El camino de fe de la Virgen se vio muy pronto marcado por un nuevo suceso doloroso: la huida a Egipto con Jesús y José (Mt. 2, 13-14)
3. Jesús perdido en el Templo. La pérdida en Jerusalén y la búsqueda ansiosa y dolorida de María y de José (Lc 2, 43ss)
4. María se encuentra a Jesús cargado con la cruz al Calvario.  Aunque los evangelios no mencionan nada de eso, la piedad tradicional ve también la presencia de María en el encuentro de Cristo con las mujeres (Lc 23, 26-27).
5. La crucifixión y muerte de Jesús. “Estaban en pie junto a la cruz de Jesús su madre, María de Cleofás, hermana de su madre, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo que él amaba, dijo a su madre: Mujer, he ahí a tu hijo. Luego dijo al discípulo: He ahí a tu madre” (Jn. 19. 25-27a)
6. María recibe a Jesús bajado de la cruz. La acogida en el regazo de María de Jesús bajado de la cruz (Mc 15, 42),
7. La sepultura de Jesús. La entrega al sepulcro del cuerpo de su Hijo (Jn 19, 40-42a).