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El 18 de julio de 1936 fue incendiada y destruida nuestra Capilla y gran parte del patrimonio religioso alcalareño. Las iglesias de Santiago, San Sebastián, el Águila, el Convento de Santa Clara y la Capilla del Santo Entierro tambíén fueron completamente destruídas, junto a las imágenes de las Hermandades de Jesús Nazareno, Santo Entierro y nuestra Patrona, la Virgen del Águila. Las pérdidas fueron irreparables, pero en estos años Alcalá ha conseguido reponer la mayor parte del patrimonio religioso y devocional, olvidando aquella barbarie y cerrando las heridas de una Guerra Civil que no debió ocurrir nunca.