EL SALESIANO ALEJANDRO GUEVARA SE DESPIDE COMO DELEGADO DE FAMILIA SALESIANA


El salesiano D. Alejandro Guevara Rodríguez que ha sido hasta ahora Delegado inspectorial para la Familia Salesiana ha remitido una carta a todos los miembros de esta gran Familia al terminar su labor. Nuestra Hermandad se muestra agradecida a D. Alejandro por el acompañamiento en este tiempo a las Hermandades y Cofradías, y muy especialmente a la nuestra, rogando a nuestros Amantísimos Titulares que le amparen sus futuras labores.  

Tomará el relevo el salesiano D. Luis Fernando Álvarez que conoce muy bien nuestra Casa y nuestra ciudad, ya que la ha visitado en múltiples ocasiones a lo largo de su dilatada trayectoria salesiana, la mayor parte de las veces como reconocido predicador. Lo recibimos con alegría de su cercanía, rogando también a Nuestros Titulares por su nueva labor. 

Transcribimos a continuación el texto completo de la carta remitida por Guevara.

"GRACIAS SEÑOR
GRACIAS FAMILIA SALESIANA
Un saludo cordial a cada uno.
Un saludo familiar para todos.
Espero y deseo que todos os encontréis bien, serenos y tranquilos. Tras un intenso mes de mayo en honor a nuestra Madre Auxiliadora, ayer culminábamos con la celebración de la solemnidad de Pentecostés. ¡Qué mejor broche que ir de la mano de María a recibir el Espíritu Santo!
En la tarde de ayer, uno de junio nuestro inspector D. Ángel Asurmendi publicó la composición del nuevo consejo inspectorial para el trienio 2020-2023 lo cual me ha movido a dirigiros estas palabras.
Todos sabéis que la vida de los salesianos consagrados no está sujeta a lugares, personas, ni servicios y hemos hecho opción por vivir siguiendo las huellas de Jesús de Nazaret con el estilo de Don Bosco. Es por eso que cualquier encomienda, tarea o compromiso que asumimos lo hacemos desde nuestra vocación, al servicio de la misión siendo conscientes de que somos enviados y que llegará un día en que el Señor nos enviará a seguir siendo signos y portadores de su amor en otro lugar. Y ese día para mí en el servicio que estaba desempeñando ha llegado.
Quiero aprovechar este momento para compartir con vosotros lo que brota de mi corazón y hago con la naturalidad de un hermano, un amigo, que vive un momento importante en su vida. La primera oración que me brota es ¡¡¡GRACIAS SEÑOR!!! por este estupendo regalo que me has hecho durante estos últimos seis años: conocer, amar, servir y enamorarme de la Familia Salesiana. Aún recuerdo cuando empecé a participar en los primeros encuentros y no conocía a casi nadie, tantas caras, rostros, tantas vidas que eran anónimas...
Este gracias no habría sido posible si algunos hermanos no hubieran confiado en mí y de una manera particular, los inspectores: nuestro querido Cristóbal López, hoy cardenal, que optó y apostó con su aprecio y cariño, mediante su presencia y simpatía por la Familia Salesiana; y en segundo lugar nuestro actual inspector Ángel Asurmendi que ha continuado la misma línea establecida, nos ha acompañado siempre que ha podido y ha disfrutado y compartido tantos momentos renovadores e ilusionantes de nuestra familia. De ambos he sido delegado y he procurado ser sus manos, sus pies, su mente y su corazón para la Familia Salesiana. No siempre lo he conseguido y en algunas ocasiones quizás no he trasmitido con mayor fidelidad sus planteamientos, por eso a ellos les pido disculpas si no he trasmitido esa paternidad que ellos viven y desean para nuestra querida familia. A ambos, gracias por vuestra confianza.
Un agradecimiento fraterno también para los hermanos del consejo inspectorial, los actuales y los que han formado parte del mismo en estos seis años trascurridos, por su apoyo, acogida y participación siempre que han podido en la vida de la familia. Agradezco a mis dos directores de este sexenio José Miguel Núñez y José Antonio Perdigones y a las correspondientes comunidades su comprensión, paciencia, respeto y apoyo para desempeñar en las mejores condiciones posibles el servicio encomendado. No siempre era fácil tener un hermano “tan movido” en la comunidad, que a veces pasaba más tiempo fuera que dentro de la misma. Gracias a estos hermanos.
Deseo aprovechar estas líneas para reconocer el trabajo de animación que llevan tantos hermanos de la inspectoría sirviendo a los distintos grupos y prestando diferentes servicios de animación, formación y acompañamiento para nuestra familia salesiana. Sois vosotros parte del fuego del espíritu salesiano que sigue iluminando tantas vidas. Una palabra particular al equipo coordinador de la Familia Salesiana que tanto he gozado y disfrutado.
Y gracias a todos los miembros de nuestra hermosa familia salesiana, a cada uno de vosotros, por vuestro testimonio personal, vuestra generosidad familiar, vuestro cariño, las atenciones recibidas, los detalles y tantos momentos compartidos. Vienen a mi mente rostros, vidas, nombres, experiencias compartidas, encuentros gozados, sueños cumplidos, expectativas superadas, también momentos tensos, discusiones acaloradas, visiones enfrentadas… en definitiva un sexenio de vida, alegría, luces y algún que otro chaparrón, donde todos nos hemos convertido en compañeros de camino. Hemos ido estrechando lazos, construyendo juntos, buscando un mejor servicio a nuestros grupos, a nuestros jóvenes, a las familias, con creatividad, iniciativa, ilusión y entusiasmo. Han sido para mí un don de Dios.
Todos sabemos que la Familia Salesiana es un gran tesoro que ya estaba en el corazón de nuestro padre Don Bosco. Cada uno de nosotros formamos parte de ese gran movimiento de personas convocadas con una finalidad: la salvación de la juventud; hombres, mujeres, grandes y pequeños… todos llamados por el Señor, que ha tocado con su dedo nuestro corazón y ha encendido en todos, el fuego de un amor fraterno, familiar y apostólico.
Los que pertenecemos a esta gran familia, reconocemos como don de Dios este regalo que el Señor nos ha concedido y deseamos darle gracias a través de nuestro trabajo, esfuerzo y dedicación, procurando compartir y vivir aquello que somos con estilo alegre, esperanzador y juvenil. Por mi parte, estos años los he vivido como un regalo de Dios, como signo del amor que Dios me tiene y de las oportunidades que me pone por delante para ser su colaborador en la edificación del Reino, donde cada uno de vosotros sois una señal, un indicador único e irrepetible. Han sido unos años muy felices para mí, donde no me han pesado los kilómetros, ni los viajes, ni los cambios de alojamiento, y donde un encuentro con miembros de nuestra familia siempre era una gran ocasión de conocernos mejor, acercarnos más y caminar juntos. Sólo puedo daros las gracias de corazón a cada uno. Deciros como Don Bosco “sois unos ladrones” porque me habéis robado el corazón. ¡¡¡GRACIAS FAMILIA SALESIANA!!!, porque vosotros sois mi familia.
Este lote hermoso, el lote de la Familia Salesiana le ha tocado ahora a nuestro hermano D. Luis Fernando Álvarez. Sin duda es una alegría que tras unos años al servicio de los Salesianos Cooperadores a nivel regional y de los Antiguos Alumnos a nivel federal, regrese a la inspectoría como Delegado Inspectorial para la Familia Salesiana. Vaya para él mi más cordial felicitación por su disponibilidad y aceptación de la tarea asignada. Él conoce bien la Familia Salesiana, la quiere, se preocupa de ella y desea lo mejor para cada uno de sus miembros. Estoy convencido de que vienen días de crecimiento, prosperidad y mucha esperanza para nuestra gran familia. Demos gracias a Dios por todo ello. 
Querida Familia Salesiana, precisamente en el día que celebramos la memoria de María, Madre de la Iglesia, acudo a María Auxiliadora, madre también de nuestra Familia Salesiana y pido su singular protección y auxilio para cada uno de vosotros, de vuestras familias y de vuestras comunidades. Ella nos siga acompañando, protegiendo e indicando el único Camino, Verdad y Vida que es Jesús Resucitado.

Alejandro Guevara Rodríguez, sdb"