ANTOLOGÍA POÉTICA. Enrique Ruiz en el Pregón de Semana Santa, 2008

EL OLIVAR DE LA PASIÓN


Al pie del monte de los Olivos había un huerto, llamado Getsemaní, quiere decir molino de aceite, como el que los Portillos tenían al final de la calle La Mina. El huerto de los Olivos era un lugar tranquilo donde Jesús compartía la oración con sus apóstoles. Pedro, Santiago y Juan le siguieron pero les dijo: «Me muero de tristeza. Quedaos aquí velando».

En la callejuela del Carmen Dios clava las rodillas en el albero alcalareño y reza: “Padre, si es posible que pase de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”.(Mt 26, 39). Lección de aceptación y obediencia sobre la caoba del paso. Lección de fidelidad al Padre a los pies del olivo que cimbrea a golpes de sentimiento y devoción. Un cáliz que recoge toda la pasión para beberla a sorbos, poco a poco, con el máximo sufrimiento. ¡Que cercano el sufrimiento y tu agonía! ¡Que intimidad en los momentos en los que, atreviéndome a tocarte y a vestirte, he puesto mis preocupaciones en tus manos abiertas, olvidando tu agonía y sacrificio! ¡Gracias Señor, porque estás tan cerca!

Pero Dios en esta noche está descalzo, desnudo como aquellos niños del Piamonte a los que Don Bosco dedicó su vida. Niños descalzos y desnudos, sin educación, sin juego, sin risa. Hoy los Salesianos continúan la labor haciendo a estos niños más felices y forjando en sus aulas desde hace casi cien años generaciones de alcalareños que son buenos cristianos y honrados ciudadanos.





En aquel 1964 en que los Salesianos celebraban su Cincuentenario nacía en el seno del Colegio una realidad que hoy es clave en la vida de esta Casa. La Hermandad del Rosario es la Casa Salesiana y la Casa Salesiana es Hermandad. El patio del colegio siempre está lleno de niños, siempre es un mismo escenario y unos mismos protagonistas. Pero en la tarde del Domingo de Ramos cambian el uniforme colegial por el hábito nazareno de blancas capas y capirotes negros. Imaginaos, queridos cofrades alcalareños, como en esa tarde de ilusiones puede llegar a embargarme la emoción cuando esos mismos alumnos que aprenden día a día conmigo, comparten contigo la gran ilusión que es la luz del Domingo de Ramos reflejada en nuestros ojos.





Entre las filas hay una nazarena muy especial. Sus pies no alcanzan el suelo porque la fortuna no le acompañó al nacer. Para sus padres es la niña de sus ojos, y cada mañana despiertan con esperanza, ilusión, fuerza y una gran sonrisa que alegra el corazón de su hija. La que da Dios en la Oración del Huerto y su Madre del Rosario. Algún Domingo amanece y del cuello de su padre cuelgan dos medallas. Hoy está regular, mañana, seguro, estará mejorcita.





Esos mismos niños son aquellos que, formando los grupos jóvenes de las Hermandades, aprenden a ser cofrades codo con codo con los mayores. Los que quieren aprender a limpiar la plata, a montar altares o a sacar su Cruz de Mayo, y aprendiendo a querer a la Hermandad, enamorándose como otros tantos lo han hecho antes y lo seguirán haciendo. Los jóvenes son el corazón de las Hermandades, auténticos motores de ilusión, fuerza y futuro.





En esta Hermandad Salesiana he crecido como cofrade, desde mi adolescencia. En esta Hermandad que soñó hace más de cuarenta años un cofrade sevillano que no tuve el gusto de conocer. pero del que puedo guardar el orgullo de haber aprendido de él, a través de los que de él aprendieron y me han forjado como cofrade y como hermano. En este día, debo dar gracias a los que me han enseñado a ser cofrade en la Hermandad, a entregarme a la Institución y cómo de esta forma me entregaba a los hermanos. A ellos, a mis padres cofradieros, estaré siempre, eternamente agradecido.





El Señor de la Oración en el Huerto es la obra última nacida de las manos que en su ciudad dejó otro hombre al que tampoco pude conocer: Manuel Pineda Calderón. He dedicado mucho tiempo al estudio erudito de su obra, pero acabé descubriendo que lejos de análisis estilístico o el estudio de materiales y pigmentos estaba la fe del artista, el credo sincero de este hombre sencillo. Una fe que llenó Alcalá de la devoción inmensa a muchas de sus advocaciones: Dulce Nombre, Cautivo, Amargura… calando en el alma de la ciudad y de sus gentes. La suya fue una gran labor de catequesis desde la gubia y el pincel. Al final he descubierto que para Alcalá Manuel Pineda Calderón es el quinto evangelista.





Apenas dos lunas desde este momento, el próximo Martes de Pasión, el Señor de la Oración, la última obra de Pineda, será una vez más la primera en pisar la calle. Pero este año no sólo abre nuestra Semana Santa sino que, como signo anunciador de la Pasión, presidirá por primera vez el vía crucis de todos los cofrades de Alcalá. Esos mismos que estamos ansiosos por portar en nuestros hombros la agonía del Huerto de los Olivos en el semblante suplicante del Señor o de iluminar su camino con los cirios de la fe. El Cristo salesiano arrodillado acepta la voluntad del Padre en la noche del Martes de Pasión o en el Domingo de Ramos, y no se rinde sino que acepta a emprender el camino de la cruz. Ha comenzado el Vía Crucis, ha comenzado nuestra Pasión. La próxima tarde Señor, Alcalá reza contigo, Alcalá entera contigo, de rodillas.

El Señor del Vía Crucis

busca el Huerto en su camino.

Ha recorrido Alcalá

y ningún olivo ha visto

que le sirva de consuelo,

de paz, descanso y alivio.


Escribiendo este pregón

Me he puesto a buscar contigo
Y buscando entre las sombras

de la tarde del Domingo

entre luz de guardabrisas

he visto tus ojos vivos.

Desde entonces que descubrí

ese rostro estremecido

por el dolor de saber

tan cerca el cruel suplicio.

Fue entonces que descubrí

el secreto de los siglos:

porqué el Señor es Señor

y aceptó ese sacrificio.

Que eres Señor de la noche

plantado en jardín de lirios

y eres clavel rojo sangre

y Señor de los Olivos

y Señor de la caoba

y de apóstoles dormidos

y eres Señor costalero

y candelabro escondido

y la llama que más arde

y el más profundo quejido

y eres saeta clavada

y corazón encogido

y Señor de la Agonía

y eres Señor dolorido

y eres Señor de Oración

y eres Señor de los niños

que en el patio del Colegio

juegan a ser mayorcitos.


 

¿Has encontrado Señor

un huerto que te de alivio?


 

Y lo encontré arrodillado

rezando junto al olivo.

que encontró en los Salesianos,

Casa del Divino Auxilio.


 

Escribiendo este pregón

serte fiel he prometido.

Hoy me caigo de rodillas

y rezo esta Oración contigo

(...)
 
MI ROSARIO


Ahora que el pregón se agota, ahora que todos somos poseedores de la buena noticia de una nueva Semana Santa es el momento de agradecer su apoyo y su guía. Os confieso que mi guía ha sido siempre su rosario, la oración de la Evangelio me ha llevado de la mano en el pregón, dándome la fuerza necesaria. Hablando de ti, María, no puedo ser objetivo, si la objetividad tuviera sitio en un pregón… ¿Qué puedo decirte hoy que tu no hayas escuchado? Tantas ilusiones, tantos momentos vividos junto a ti. Tantas caricias, y tantos mimos. Tantos besos, tantas flores, tantas velas, tantos cirios. Estoy seguro, que, como yo, has perdido la cuenta de mis besos. ¡Que mágica sensación es el encanto de vivir la intimidad de los días y que el Domingo de Ramos Alcalá rece mirándote!

Dime tú, ¿por qué me lloras? ¿Quien te ha contado que tu Hijo suda sangre? ¿Dónde quedó tu sonrisa de la aurora, amanecida de octubre entre nardos? Al despuntar el alba de octubre tú das luz a la tiniebla.

¿Por qué me lloras en ese joyero que es tu paso de palio cuyas mecidas son auténticas letanías? Santa María, ruega por nosotros. Tu blanco manto en cada levantá se abre como una paloma de paz. Mientras el paso se alza y el manto se hincha como queriendo acoger a tu pueblo y vuelve a caer para ampararnos. ¡Que misterio en el vuelo de tu manto!

¿Por qué corren las lágrimas por esa cara de porcelana? ¿Por qué las recoges en ese pañuelo de novia con tus manos finas de bailarina? Con mis manos toco la gloria al rozarte las mejillas en la penumbra de la silente capilla. Encajes, sedas, o tules, brocados, damascos y sueños… que puedo usar para acompañar tu belleza. Fuiste tú quien me elegiste a mí y no al contrario, fuiste tú quien abriste las puertas íntimas de tu corazón para que depositara el mío. Sabes que vives en mí, sabes que eres parte de mi familia, de mi vida y de mis sueños. He sido tantas veces tu San Juan junto a ti en tu peana. Soñé que te perdía. Pesadilla.

La tarde del Domingo de Ramos se abre luminosa para que los rayos brillantes, siempre brillantes, atraviesen la malla de tu palio hasta besarte. ¡Qué osadía que el sol bese tu rostro en esta tarde! En cada levantá la cera que salta de tu palio es un regalo. Cada puntada en el palio es un avemaría, y tu palio reparte rezos por las calles. Es el tuyo el palio de la luz, mucha luz. El palio del torrente y el lucero. El manto que en cascada se desborda en blanco protector de todo el pueblo. Y en la noche regresas sonriente, pensé que por la candelería, y estabas satisfecha de pasear repartiendo esperanzas y alegría.  
Dios te Salve, Ave María,

que tú eres de gracia llena

el Señor está contigo

Bendita por siempre seas:


 

Dios te salve, del Rosario

la de la dulce mirada,

la de la verdad sencilla,

la de la humildad más clara.


 

Viendo pasar a tu Hijo

montado sobre un pollino

y postrado en oración

que evitara aquel destino.

Pasa el Cristo del Perdón

perdonando al asesino

del Soberano Señor.

Cristo se queda Cautivo

y amando sin remisión.

La cruz sobre el corazón

sigue cargando Jesús

enterrado en el Amor.


 

Sólo mirarte a los ojos

Te he visto Angustiada Dama

Me has entregado tu Oliva

Y tu Caridad esperada

Y desde San Sebastián,

Esperanza esperanzada,

la Virgen de los Dolores

da a la Amargura su daga

que ha recogido el Socorro

de tu Soledad soñada.

Despiértame Madre mía,

que me dormí en tu peana.


 

Así es que nace el palio

de la Rosa de Oromana,

desde esta capillita

hasta la alta espadaña,

y en malla de oro se bordan

tus bambalinas galanas

cuando se mecen despacio

para iluminar tu cara

y paseas tu alegría

en la nave de su palio

barco de velas enchidas

bordado de oro y del aire

de esta nuestra Andalucía


 

En tus sienes la corona,

elevada en tu peana,

mi oración emocionada

dejaré junto a tus andas

y el más enhiesto varal

y la saya más bordada

y el costal del costalero

y la dura y negra faja

y el candelabro de cola

y ese manto blanco y plata

y bambalinas bailando

al son de una buena marcha

y los rosarios sonando

al sonar plata con plata

y una gran candelería

y a los lados bellas jarras

que se adornen con claveles

y chiquitas rosas blancas

y con ramitas de olivo

que su Hijo del huerto traiga


 

Entonces las marchas suenan

y eres Estrella Sublime

y eres Coronada Hiniesta

y eres Virgen de las Aguas

y Esperanza Macarena

y eres tú Virgen del Valle

y Esperanza Marinera

y Nuestro Padre Jesús

y hasta Jesús de las Penas

Triunfal, Cristo Yacente,

La Madrugá que es eterna

Eterno Descanso siempre,

Esperanza Alcalareña,

Soleá dame la mano

y la más Sublime Estrella

y Jesús en el Calvario

y serás Madre y Maestra

Pasan los Campanilleros

que es música de la tierra

Rocío, Ione, Amargura,

Corpus Christi, La Saeta...


 

¡Aquí viene la Señora

Reina blanca y Salesiana

blanco nardo, rosa blanca

blanca y pura como el agua!


 

Reina y Madre de Alcalá

Rosario de mis entrañas

la que es Auxiliadora

en el joyero de plata

que es la Capilla del Carmen

cuando sonríe su cara.

 

Dios te Salve, Reina y Madre

¡Reina y Madre del Rosario!

¡Virgen Salesiana y blanca!

¡Aquí vienen tus hermanos

con nardos, rosas y calas,

aquí te ofrecen sus vidas,

aquí te ofrecen sus almas,

así te piden consuelo

rendidos ante tus plantas!

Y yo ante Alcalá te pido
hoy que ha sido pregonada
que me cojas de la mano
para anunciar la llegada,
Reina Madre del Rosario,
de nuestra Semana Santa
Toca el corazón del pueblo
Con mi voz y tu mirada
Soñemos juntos los dos
y será Semana Santa.