"De pie a tu derecha está la Reina, enjoyada con oro de Ofir" (Salmo 44).
Hoy la Iglesia Universal celebra la fiesta de Santa María Reina, una semana después de la Solemnidad de la Asunción. Esta fiesta de la Virgen fue instituida por Pío XII en 1954, respondiendo a la creencia unánime de toda la Tradición que ha reconocido desde siempre su dignidad de Reina, por ser Madre del Rey de reyes y Señor de señores. La coronación de María como Reina de todo lo creado, que contemplamos en el quinto misterio glorioso del Santo Rosario, está íntimamente unida a su Asunción al Cielo en cuerpo y alma.
En nuestra Hermandad, la Coronación de la Santísima Virgen será el motivo iconográfico de la cartela trasera de nuestro paso de Cristo cuando concluya el proceso de restauración y remodelación al que está siendo sometido.
En la encíclica “Ad Caeli Reginam” (A la Reina del Cielo, n. 15), sobre la dignidad y realeza de María, Pío XII señalaba los siguiente: “Cristo, el nuevo Adán, es nuestro Rey no sólo por ser Hijo de Dios, sino también por ser nuestro Redentor”. “Así, según una cierta analogía, puede igualmente afirmarse que la Beatísima Virgen es Reina, no sólo por ser Madre de Dios, sino también por haber sido asociada cual nueva Eva al nuevo Adán”.
San Juan Pablo II recuerda: “La devoción popular invoca a María como Reina. El Concilio, después de recordar la asunción de la Virgen «en cuerpo y alma a la gloria del cielo», explica que fue «elevada (...) por el Señor como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los señores (cf. Ap 19, 16) y vencedor del pecado y de la muerte» (Lumen gentium, 59)”.